Claves para crear una comunidad de innovación
Si en el post anterior os hablábamos de las comunidades de innovación y su importancia en el futuro más cercano de las organizaciones, hoy os queremos contar algunas claves para construirlas dentro de una organización.
El objetivo y el propósito
Antes de empezar debemos tener muy claro cuál es nuestro objetivo como organización, quienes van a formar parte de esa comunidad y cuál es el propósito común que la va a mover. Este propósito, junto al sentimiento de pertenencia, es la clave para que una comunidad de innovación sea sostenible.
La empatía
A partir de aquí el primer paso, como en todo proyecto donde trabajemos con personas, es conocer a aquellas que van a formar esa comunidad. Necesitamos saber cómo son, qué les gusta, qué les disgusta, qué les motiva, qué opinan de la organización, en definitiva empatizar con ellas. Para esta fase recomendamos realizar un análisis cualitativo a través de alguna de las herramientas de las que ya os hemos hablado en posts anteriores como el focus group o la entrevista en profundidad. Para ello seleccionaremos perfiles diversos que nos puedan dar una radiografía lo menos sesgada posible de dicha comunidad.
El diseño de los contenidos y los canales
Tras conocer a los integrantes de la comunidad el siguiente paso es diseñar los contenidos que, por un lado, nos ayuden a conseguir los objetivos de la organización y, por otro, le aporten valor a la comunidad y la motiven. Estos contenidos pueden ser tanto físicos como digitales, de hecho lo ideal es que haya de ambos, ya que así conseguiremos interacciones más diversas y tendremos más oportunidades de establecer vínculos. Para trasladar esos contenidos también tenemos que pensar en los canales tanto físicos como digitales que los van a transportar y dónde se van a realizar las interacciones.
La identificación de perfiles
Una vez comienza la generación de contenido empezarán a aparecer de forma natural aquellos perfiles más y menos participativos, los líderes y los haters, entre otros. Esto es un punto muy importante en cualquier comunidad ya que nos permite conocerla más en detalle e identificar qué agentes pueden ayudar a dinamizarla y cuáles pueden dinamitarla. 🙂
Nuestra apuesta cuando hay un perfil hater en una comunidad no es apartarlo, sino apostar por educar a una comunidad crítica que se autorregule y que trate de aprovechar lo mejor de todos los perfiles que la componen.
La gestión del conocimiento
A medida que el número de interacciones crece, también lo hace el conocimiento por lo que vamos a necesitar de un espacio accesible que nos ayude a gestionarlo. Es importante tanto limitar las barreras de entrada a este espacio, como establecer una buena organización del contenido generado, esto favorecerá la agilidad, la participación y el conocimiento compartido.
La capacidad de adaptación
Un punto muy importante de las comunidades es que sean sostenibles en el tiempo, para ello, además de conceptualizarlas correctamente, es importante que sean flexibles tanto a los nuevos integrantes como a los cambios tecnológicos y culturales, evolucionando con ellos.
Estas son algunas claves para echar a andar una comunidad de innovación dentro de una organización, pero lo más importante para que funcione es escuchar activamente a los miembros de la misma y conseguir generar los espacios para que se sientan cómodos, aporten valor y compartan conocimiento.