17
Oct

Cómo potenciar nuestra creatividad

Como ya hemos comentado en diversas ocasiones en blog, como por ejemplo cuando desmontábamos los mitos que rodean a la creatividad, ésta tiene un componente innato, que todos tenemos, al que podemos favorecer y ayudar mediante un cambio de actitud, ejercicios y, sobre todo, buena disposición.

En el post de hoy os traemos una serie de dinámicas y juegos que ayudarán a vuestro potencial creativo. Os explicaremos, paralelamente, por qué estos ejercicios funcionan y debemos tomarlos en serio. Antes de comenzar debemos decir que es fundamental que, para aplicar cualquiera de estos juegos, estéis en un ambiente propicio y con la predisposición necesaria. ¡Allá vamos!

1. AUTORREFLEXIÓN. Antes de abordar cualquier proceso creativo tendríamos que hacer una  reflexión interna sobre nosotros mismos. Al abordar un problema, del tipo que sea, deberíamos tomarnos unos minutos para preguntarnos: ¿qué herramientas tengo yo para resolver este problema? ¿Qué recursos necesito? ¿Qué es lo que se me da bien? Teniendo una panorámica de nuestras capacidades y habilidades, así como de nuestras limitaciones, sabremos cómo encarar el problema, y decirle a nuestro cerebro que se prepare para divertirse, porque va a hacer algo que le gusta o va a aprender algo nuevo que debe saber enfocar. Nos permite, por tanto, poder enfocar de forma consciente el problema desde distintas perspectivas.

2. EJERCICIOS DE FOCALIZAR. Podemos emplear ejercicios de visualización, que preparen al cerebro para recoger la información más remota que tenemos en la memoria, así como que active las posibles redes neuronales que vamos a emplear y cree nuevas conexiones. ¿Cómo lo hacemos? Lo primero es tratar de relajarnos, respirando profundo, cerrando los ojos o estando en un ambiente tranquilo.

Posteriormente, empezaremos imaginando un lugar reconocible o imaginado que nos transmita tranquilidad, una playa, una montaña, cualquier lugar perdido. Imaginando la localización, trataremos de describirla lo más detalladamente posible: qué vemos a nuestro alrededor. Cuando hayamos recreado la situación, pasaremos a reconocer e imaginar los sonidos. ¿Qué escuchamos? ¿Qué sonidos reconocemos? Una vez “calentado” el oído, analizamos qué podemos sentir, ¿frío o calor? ¿es suave o rugoso? Y, finalmente, nos centraremos en el olfato. ¿A qué huele? Con este ejercicio estamos conectando nuestros sentidos con la información remota de nuestra memoria y nuestra capacidad de percepción de estímulos. Conseguimos que nuestro cerebro esté más abierto a la información indirecta del problema, aquellos inputs de los que nos somos conscientes y nos pueden aportar mucho en la propuesta de ideación.


3. TRABAJAR LA BASE DE LA CREATIVIDAD. Pensadores como Guildford o Wallas presentaron, entre otros, los 4 rasgos principales de la creatividad. Actualmente éstas se han ampliado según diversos estudios, pero vamos a trabajar aquellas aceptadas de forma generalista. Estas son la flexibilidad, fluidez, originalidad y elaboración, podemos trabajarlas con los siguientes ejercicios:

Enumerar los usos posibles de un objeto físico, en un tiempo determinado, por ejemplo: de unas varillas batidoras, de un clip, de un peine… Un tiempo óptimo son 3 minutos, pero podéis ajustar más o menos según el perfil del usuario. De este modo trabajamos la capacidad que tenemos de dar muchas ideas. Podemos completar el ejercicio categorizando las ideas propuestas, trabajando así la flexibilidad. En un futuro seremos capaces de identificar inicialmente las categorías y profundizar dando ideas dentro de ellas.

Enumerar elementos suaves de nuestro entorno o las distintas formas de comer espagueti. En este caso trabajamos de forma similar al caso anterior, pero en lugar de dar un objeto estamos planteando un problema. De este modo, es más abierto y permitimos encontrar conexiones más originales y trabajar mejor las líneas de pensamiento de la flexibilidad.

Conectar objetos. Tomamos dos objetos de nuestro entorno, al azar, y tratamos de encajar uno con el otro, dándole sentido y encontrando una aplicación. Por ejemplo, una botella y un teléfono móvil, podemos crear un altavoz, pensaremos qué elementos debo incorporar, mejorar, modificar… en este ejercicio trabajamos cómo podemos llevar la idea a su consecución y qué sería necesario. Siguiendo el ejercicio, repetimos con otras soluciones posibles, yendo de lo más común a lo más “original”. Cuanto más tiempo estemos más conexiones obtendremos. Es importante completar el ejercicio poniéndole nombre a cada creación, así nuestro cerebro se esfuerza en darle coherencia y redondez a la idea.

Cómo no, el test de los 30 círculos. Una de las dinámicas más empleadas en sesiones de creatividad, para quien no lo conozca puede encontrar más información en la charla TED de Tim Brown (2008).  Las instrucciones son sencillas, dada una hoja rellena con 30 círculos iguales, se debe utilizar el mayor número de ellos posible en un tiempo de 3 minutos. La información que nos vierte este test, tiene que ver en cómo nosotros abordamos la creatividad. Según seamos personas que trabajemos más la fluidez, flexibilidad, originalidad y elaboración, manifestaremos un modo distinto de abordar el ejercicio.  Podemos ver, según las respuestas dadas, cuántos de estos círculos poseen una misma línea de pensamiento, cuántas soluciones en una misma somos capaces de dar, y cuán de originales y elaboradas están.


4. PENSAMIENTO LATERAL. Nuestro querido pensamiento lateral de Edward De Bono, del cual hablaremos en otros post posteriores. Ahora tomaremos algunos de sus ejercicios que nos propone en el libro “62 ejercicios para ejercitar la mente” (2008). Con ellos buscamos mejorar nuestras conexiones cerebrales y trabajar los pensamientos ulteriores (aquellos que existen, pero de los que no somos conscientes, que encontramos en el fondo de nuestro pensamiento).

Emparejar: comenzaremos haciendo dos listas de cuatro palabras cada una, podemos tomar ocho palabras cualesquiera, tomadas al azar (puedes coger un libro y abrir por una página tomando las palabras), es importante que no se escojan previamente. Una vez divididas en dos listas, tenemos que emparejar palabras de la lista A con la lista B, creando conexiones en base a un criterio lógico y describiendo cómo sería.

Argumento: tomamos de nuevo cuatro palabras aleatorias, debemos crear una historia con ellas de entre cuatro y ocho líneas. Crear microrrelatos nos ayuda a conectar diversas partes de nuestro cerebro y practicar la escritura creativa, una de las formas de potenciar la creatividad más útil y empleadas.

Titulares: empleando de nuevo cuatro palabras, se deben crear diferentes eslóganes publicitarios incluyendo al menos dos de las palabras. Con este ejercicio establecemos conexiones, con el objetivo claro de “vender algo”, por lo que debe ser atractivo, rítmico y conciso. Trabajando nuestra capacidad de profundizar en una idea.


Como veis existen multitud de ejercicios diferentes que pueden ayudarnos a potenciar nuestra creatividad, podéis empezar por aquellos con los que os sintáis más cómodos y, poco a poco, ir trabajando con esos ejercicios que os resultan más complicados. Veréis cómo en un relativamente breve espacio de tiempo mejoraréis vuestra capacidad creativa. 😀

Leave a Reply