startup design thinking
10
Oct

Design Thinking para el emprendimiento

El emprendimiento tecnológico, especialmente lo relacionado con esas empresas tan particulares que son las Startups, cuenta ya con metodologías propias de desarrollo. El ejemplo más evidente es la metodología Lean Startup, definida por Eric Ries con el objetivo de ayudar a los emprendedores a sacar adelante sus proyectos.

Como ya se comentó en un post anterior, hay una relación evidente entre el Design Thinking y el Lean Startup, con muchas semejanzas y complementariedades.

Pero no solo se queda ahí lo que puede aportar el Design Thinking a los emprendedores, Hay dos puntos en los que el Design Thinking refuerza las habilidades necesarias para el emprendimiento, como son:

El prototipado

prototipar design thinking

Partimos de asumir que tanto el Lean Startup como el Design Thinking dan mucha importancia al prototipado para la validación de las ideas.

Este papel protagonista del prototipado parte de una misma concepción sobre el valor de un producto: el mercado es el único “validador” útil y, por eso, la mejor manera de desarrollar un producto/empresa es intentar maximizar las interacciones con el propio mercado.

Con el tiempo y con la experiencia acumulada en proyectos de emprendimiento esta cuestión me parece casi obvia, pero tengo que reconocer que en su momento esta visión sobre el valor de un producto fue realmente reveladora, y por eso pongo mucho hincapié en ella en cualquier acción formativa. Los emprendedores deben estar en contacto con el mercado lo máximo posible, y eso normalmente está fuera de su espacio de confort (más aún de los que provienen de ámbitos tecnológicos), por lo que es necesario que de verdad sean muy conscientes de esa máxima.

Eso sí, aunque el foco en los dos ciclos está en la interacción con el mercado a través del prototipado (creación de producto, interacción con el mercado, medición y aprendizaje), mi conocimiento de los procesos de prototipado mejoraron mucho trabajando en los talleres de Design Thinking. Estaba acostumbrado a trabajar solo con productos tecnológicos, principalmente de software, y empezar a trabajar con maquetas físicas me ayudó a visualizar esas técnicas y poder aprender cosas que después fueron útiles también para los proyectos intangibles

visual thinking

De hecho, desde que empecé a trabajar con la metodología del Design Thinking doy mucho más valor a las técnicas que permiten hacer más visibles nuestros propios pensamientos (visual thinking), tanto para hacer más tangibles y ordenar mis propias ideas, como en los procesos colectivos, donde la visualización de conceptos abstractos ayuda enormemente a orientar el trabajo colectivo.

La generación de ideas

Por otra banda, otra de las diferencias más significativas que me encontré entre las dos metodologías es el peso que otorga el Desing Thinking al punto en el que comienza el ciclo de Lean Startup: las ideas.

En Lean Startup no se trata expresamente de cómo llegan las ideas que despues dan pié al desarrollo de un proyecto emprendedor, mientras que en la metodología de Design Thinking se trabaja de manera expresa ese proceso de generación de ideas, y todo comienza desde la empatía, tratando de entender las motivaciones y los comportamientos de los usuarios/clientes a los que está destinado el proyecto.

Este enfoque refuerza otra de las ideas fuerza de la metodología Lean Startup: lo verdaderamente importante en un proyecto emprendedor es entender cuál es el problema que tienen los usuarios/clientes a los que queremos enfocar nuestro producto. Los emprendedores tecnológicos tienen la tendencia a pensar desde el principio en una solución concreta para un problema que intuyen, y así lo suelen verbalizar (“quiero hacer una aplicación para…”); y ese enfoque muchas veces los distancia de las necesidades reales de sus usuarios, empujándoles a caer en el mayor error que puede cometer un emprendedor: crear un producto que no le interesa a nadie.

La clave para no caer en ese problema es trabajar como diseñadores, entendiendo que primero están las personas, con sus problemas particulares y concretos, y que nuestra labor como emprendedores (al igual que como diseñadores) es comprender esos problemas para después intentar arreglarlos.

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