La importancia de trabajar una buena experiencia de empleado

Habrás escuchado ya mil veces hablar de la experiencia del usuario, experiencia de marca, experiencia del consumidor… y es que desde hace ya bastante años empresas potentes como Google o Apple han concentrado sus esfuerzos en generar experiencias en sus clientes que marquen una diferencia frente a su competencia, de tal forma que un producto de similares características, en dos marcas distintas, puede acabar siendo valorado de forma muy diferente en función de la experiencia personalizada que genera la marca. Es decir, las marcas y empresas se han esforzado mucho por generar experiencias para los clientes finales.

Sin embargo, es probable que no te suene tanto eso de la experiencia del empleado, y es que las empresas han empezado a interesarse por esto más recientemente. Es decir, ya no solo buscan generar experiencias en los clientes finales, sino en el día a día de sus propios trabajadores.

En los últimos años, las empresas se han dado cuenta de la importancia que tienen sus empleados y que solo ofreciéndoles experiencias enriquecedoras lograrán el crecimiento y desarrollo que esperan. Es así que se ha comenzado a aplicar la Employee Experience o Experiencia del Empleado en los departamentos de Recursos Humanos de las empresas.

Qué es la experiencia de empleado

Hay distintas formas de definir lo que es la experiencia del empleado, pero podemos resumirlo en el impacto que tienen las distintas interacciones de los trabajadores con la organización, de forma acumulativa, a lo largo de toda su trayectoria profesional dentro de una misma empresa, es decir, desde que se incorporan a la misma hasta que terminan su trabajo en ella. El término Employee Experience tiene como objetivo final motivar y retener a los empleados en la empresa. 

Hasta hace no tanto ofrecer salarios competitivos, diferentes beneficios o cuestiones relacionadas con lo que se llama el salario emocional era suficiente para encontrar y retener talentos. Sin embargo hoy en día ya no es tan sencillo y estas propuestas son tan solo el comienzo de las negociaciones. Ahora, para conseguir y retener talento, las empresas deben satisfacer las necesidades de sus empleados, algo que en muchas ocasiones pasa por disfrutar de una forma sencilla y flexible de trabajar, tareas apetitivas, un buen clima laboral, posibilidad de mejorar sus habilidades actuales o sentir respeto y reconocimiento por el trabajo desempeñado.

Cómo podemos conseguir una buena experiencia de empleado

Hasta ahora muchas empresas se limitaban a realizar una serie de encuestas, especialmente para valorar el clima laboral, y en el mejor de los casos, realizar alguna dinámica de team building. La realización de encuestas sí puede ser útil siempre y cuando vaya acompañada de medidas concretas que satisfagan las necesidades detectadas en las mismas, algo que incrementará la motivación y el respeto de los empleados. Sin embargo, estas suelen ser medidas que funcionan solo a corto plazo, porque a largo plazo lo que necesitamos es conseguir la satisfacción de los empleados entendida de forma holística.

Las empresas que ya están acostumbradas a crear experiencias para sus clientes tendrán más facilidades a la hora de incorporar la experiencia de empleado, ya que en su base es similar. Debemos partir de la detección de las necesidades, deseos, actitudes y motivaciones del empleado adaptando las técnicas que utilizamos con los clientes a los propios empleados.

En nuestro caso es algo que integramos totalmente en nuestra metodología, por lo que uno de los servicios que ofrecemos es precisamente la creación de esa experiencia de empleado. A través del Design Thinking podemos elaborar ese mapa de la experiencia del empleado y trabajar con la empresa en diseñar acciones que satisfagan las necesidades de sus empleados presentes y futuros.

Para ello debemos obtener información sobre nuestros empleados y segmentarlos en tantos perfiles diversos como sea necesario para atender sus necesidades particulares, las cuestiones generalizadas no funcionan bien, así que la segmentación es el primer paso.

A continuación debemos obtener información sobre su experiencia ideal, cuáles son sus necesidades, qué buscan, qué podemos aportar nosotros como empresa y en qué podemos ayudarles.

El punto anterior es interesante también para trabajar nuestra imagen de cara a nuevos empleados, ya que es habitual que busquen información sobre la empresa, opiniones en distintas páginas o redes sociales, etc. Debemos crear una buena imagen que transmita la experiencia que ofrecemos y aplicarla correctamente en la empresa para mantener nuestra reputación.

Para mantener esa reputación tenemos que conseguir que el empleado se identifique con la empresa, su cultura, sus valores, sus principios y que se sienta, no solo parte de ella, sino una pieza imprescindible dentro de ella, algo que incrementará su sentido de pertenencia al equipo.

También es importante establecer el tipo de relación empresa-empleado que queremos tener: más vertical, más horizontal, totalmente abierta o no, qué políticas se quieren implantar… y todo ello comunicarlo con la mayor transparencia posible, manteniendo los compromisos que se han establecido.

Todo lo anterior es más fácil realizarlo si utilizamos alguna herramienta como el Employee Journey Map de la que hablamos en otras ocasiones, y que es una adaptación del Customer Journey Map al área de recursos humanos, que nos permitirá analizar el camino de nuestros empleados desde que contactan a la compañía hasta que terminan su paso por ella, de tal forma que nos permitirá detectar aquellos puntos que debemos potenciar y aquellos otros que debemos reforzar por ser puntos débiles en los que flaqueamos como empresa.

Beneficios de una buena experiencia de empleado

Al igual que una buena experiencia del consumidor genera una relación estrecha y fiel con la marca, una buena experiencia del empleado también generan un mayor vínculo con la empresa. Este es el principal beneficio que obtienen las empresas que trabajan la experiencia del empleado, ya que al cuidar a sus propios trabajadores, estos se sentirán más parte de la empresa, trabajarán mejor y más a gusto y los resultados se verán a lo largo de la cadena hasta llegar al cliente final.

También se ha visto que mejora mucho la productividad, ya que al retener el talento la persona desempeñará el mismo puesto durante un tiempo, mejorando sus habilidades en el desarrollo de sus tareas, perfeccionándolas cada vez más y siendo cada vez más eficiente.

El hecho de estar tiempo en un mismo puesto y repetir las tareas también permite que los empleados puedan detectar oportunidades de mejora en una tarea o incluso oportunidades de mercado que ahora mismo no se están aprovechando, ya que su conocimiento y experiencia en su puesto de trabajo les dará una visión que no se puede obtener desde otros puestos o mandos.

La retención del talento fomenta la estabilidad de los equipos de trabajo, lo que a la larga permite construir climas de trabajo con una mayor confianza, mejorando las relaciones entre las personas y permitiendo detectar problemas antes de que ocurran, para incorporar soluciones o disminuir conflictos.

Por último, cuanto más tiempo pasa un trabajador en la empresa más seguro se siente en su puesto de trabajo y en la estabilidad del mismo, lo que por un lado le aporta tranquilidad en su vida personal y por otro se siente valorado por la propia empresa. Esto es algo que en momentos de incertidumbre, como puede ser el actual, es muy importante y que ya hemos comentado cuando hablamos de la pandemia del coronavirus y cómo afectó a los equipos de trabajo.

La buena experiencia del empleado empieza en la fase de selección y reclutamiento de un nuevo empleado, continúa en la fase de incorporación al equipo y a la empresa y sigue también después de su desvinculación de la misma, es por ello que las empresas debemos trabajar también para que la persona que se va de la organización sea un portavoz que contribuya a transmitir una buena imagen de marca de nosotros a través de mensajes positivos en el mercado.